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martes, 23 de febrero de 2016

Lo que hice por amor - Susan Elizabeth Phillips


  Georgie York, protagonista de la telecomedia más popular del momento, ha sido abandonada -públicamente- por su famoso marido. Pero eso no es todo; su carrera como actriz está cayendo en picado, su padre la saca de quicio y su imagen pública se agrieta.
   ¿Qué debería hacer una actriz en mala racha? Desde luego, no ir a Las Vegas, para tropezarse con su atractivo pero detestable ex coprotagonista, Bramwell Shepard. Antes de que se dé cuenta, Georgie se encuentra con que tiene un marido tan falso como (quizá) su vida sexual...
   Bram, el protagonista masculino de este ficción, está realizando la interpretación de su vida. Como nunca se ha preocupado de nadie salvo de sí mismo, no está nada claro por qué le sigue el juego a Georgie.
   Dos enemigos se encuentran trabajando juntos y sin guión, en una ciudad en la que los focos iluminan sin piedad y donde las emociones más intensas pueden estar escondidas detrás de sorprendentes disfraces.



Como suele pasarme con los escritos de Susan Elizabeth Phillips, la lectura se me ha pasado tan rápido como el té más caliente que me pude haber tomado. Si hay algo que caracteriza a esta autora, es que sus historias se desencadenan rápido, no da vueltas, logra mantenerte atrapada durante toda la historia.
No es lo mejor que he leído de ella, debo decir la verdad. Pero ha estado más que bien.
Si buscan un culebrón lleno de dramas tendrán que salir de esta entrada, porque la trama es más bien una comedia romántica, en la que sus diálogos y ocurrencias hilarantes son de lo más creativas.

La historia se desarrolla en el ambiente del espectáculo, y te da un buen pantallazo de que todo no es tan lujoso y despampanante como ves en la pantalla, y que el detrás es bastante escabroso, confuso y duro. 
Los protagonistas de esta historia son adultos en el presente, pero llevan un pasado bastante comprometedor y que tiene un gran peso sobre sus espaldas. Georgie York y Bramwell Shepard fueron los mismísimos protagonistas de una serie de televisión "Skip y Scooter", la cual estuvo en el aire durante unos ocho años antes de irse por el retrete por los excesos de Bram.
Ambos están pasando por un estado de crisis en su vida: por un lado, Georgie está atravesando un duro momento personal, ya que su marido la ha abandonado por otra actriz. La prensa no la deja respirar tranquila ni un segundo, y su imagen personal se ha visto desfavorecido por el perfil de la pobre mujer a la que su marido le ha echado el cuerno. Y como si fuera poco, su carrera profesional no tiene ningún rumbo fijo ni  alentador. Y por el otro lado, tenemos a Bram, con la belleza propia de un ángel caído y con la desfachatez y el historial más sucio que cualquier patán de mala calaña. La carrera del joven no ha avanzado mucho luego de ganarse la imagen de tipo descarriado y apenas consigue papel como extra en alguna que otra película sin importancia.
Y, a pesar de haber compartido cámara durante ocho años de filmación, su relación es tan mala como la de cualquier perro y gato. Se repelen a primera vista, y nuestra protagonista tiene una razón pesada y contundente como para haberle hecho la cruz a su acompañante de tira. ¡¡Algo que, por supuesto, no pienso revelares porque sería desconsiderado de mi parte y un spoiler tremendo!!
Su relación tiene altas y luego muy bajas. Para empezar, durante la primera mitad del rodaje de Skip y Scooter, Georgie está más que enamorada de Bram. Lo ve algo así como el típico chico malo e irresistible que gracias a ella "podría cambiar". Como era de esperar, la ingenua se da cuenta que eso no es posible y que simplemente es mala persona tal y como demostró desde un principio. Aprendan, chicas. GRÁBENSELO EN LA MENTE. Si nunca fue bueno, no tendrá motivos para serlo algún día. Volviendo, ejem, tengo para decir que él nunca la vio como algo más que una chica mimada que siempre obtuvo lo quiso sin mover un solo dedo, por lo que jamás se vio interesada en ella más allá del trabajo en la pantalla.
Pasaron ocho de años de la suspensión del programa, y uno apenas sabía algo del otro. Se limitaron a vivir el día a día formando sus vidas y con el vago recuerdo del odio que había aflorado entre ellos. Pero, por supuesto, por cuestiones del destino, se volvieron a juntar ¡Y nada más y nada menos que en un casamiento fogoso y alcoholizado en Las Vegas!
Así es, si algo podía empeorar aun más la imagen de estos actores marginados era una noticia de ese calibre. Por lo tanto, realizaron un mutuo acuerdo en el que fingirían que el matrimonio no es más que el sueño de sus vidas y que venían añorándolo desde las epocas de Skip y Scooter. 
Se odian en la vida, se aman en la pantalla.
Es aquí cuando la diversión, los diálogos y las ocurrencias entre ambos personajes no te hacen más que reír cuando ambos se encuentran en público y luego en privado. Y sobre todo, cuando las cosas se vuelven más íntimas entre los dos, ya que Bram se niega a la abstinencia sexual en pleno matrimonio y a Georgie no le queda más que sucumbir ante sus deseos antes que soportar que la tilden de cornuda nuevamente en los tabloides.

Si soy sincera, esta historia la leí hace un buen tiempo, pero por obvios motivos no podía dejar de recomendarla.
¿Es buena? Sí que lo es.
No es lo mejor que he leído, pero les aseguro que pasarán un buen rato disfrutándola.

¿Mi puntuación?

4/5














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